Los principales puntos acordados fueron:
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Controles más estrictos: Contrariamente a la propuesta original de la Comisión, los europarlamentarios insisten en la necesidad de un régimen de controles a lo largo de toda la cadena para evitar el fraude de los alimentos.
Respaldaron los planes de la Comisión para realizar controles basados en el riesgo, pero se negaron a renunciar a, al menos, una inspección física anual de todas las explotaciones ecológicas.
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Medidas cautelares en lugar de umbrales específicos para plaguicidas: Si no se cumplen las normas de producción ecológica de la UE o se sospecha de la presencia de un pesticida no autorizado, el producto final no debe llevar la etiqueta ecológica hasta que se hayan completado nuevas investigaciones, según los europarlamentarios. Apoyan, que si se considera necesario, la Comisión podría, después de 2020, presentar una propuesta legislativa para establecer umbrales máximos de sustancias no autorizadas y la indemnización de los agricultores de contaminación inevitable.
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Visto bueno a las explotaciones mixtas: los europarlamentarios han desechado los planes de la Comisión para acabar con las explotaciones mixtas, es decir, las granjas productoras de alimentos convencionales y ecológicos, a condición de que las actividades agrícolas convencionales están claramente separados y diferenciados de los de agricultura ecológica. También respaldaron la certificación de grupos de pequeños agricultores para facilitarles los trámites.
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Asegurar que las importaciones cumplen con las normas de la UE: los europarlamentarios apoyaron la propuesta inicial de la Comisión para garantizar que todos los productos importados cumplan con las normas de la UE. Las actuales reglas de equivalencia, que requieren que los terceros países cumplan con normas similares, pero no idénticos, deberían ser eliminadas en los próximos cinco años.